Fotos de famosos desnudos: un modelo de negocio emergente en Internet
The Fappening es el nombre con el que el público de Internet bautizó al “escándalo” por el robo de fotos privadas de algunas mujeres de la farándula mundial, entre ellas Jennifer Lawrence, la actriz que representó magistralmente a la rubia Rosalyn Rosenfeld en American Hustle. ¿Qué tenemos por pensar y aprender de este nuevo "escándalo"? Una discusión acerca de seguridad, privacidad, sexismo, expresiones de poder y, sobre todo, nuevas formas de hacer dinero en Internet.
Se dice que las fotos circularon desde la semana anterior entre algunos grupos selectos en 4chan, reddit y ANON-IB, sitio que ahora mismo muestra este mensaje: Maintenance. Please bear with us while we perform the scheduled maintenance. We expect to have the service back and running in a few days (thank you J.L).
Pero fueron liberadas a la masa hambrienta de escándalo e información de las redes sociales hasta el domingo 31 de agosto, después de que algunas personas depositaran ciertas cantidades de dinero o bitcoins como “recompensa”. Entonces tuvimos otro gran escándalo, esa palabra que ha dejado de tener sentido, al menos en Internet, lugar en el que un nuevo escándalo estalla cada cinco minutos, haciendo cada vez más patente esa clase de sociedad que Guy Debord describió como “la sociedad del espectáculo”.
The Fappening evoca algo así como una gran reunión masturbatoria, viral y masiva (como aspira todo a ser viral y masivo hoy en día) de nerds aparentemente fascinados por las fotos de celebridades desnudas.
Pero no seamos tontos, el asunto no se reduce a eso, no es tan simple como hombres que quieren ver a mujeres desnudas, que para eso hay mucho porno disponible en la red, revistas para hombres existen desde hace mucho tiempo y las famosas se desnudan a su antojo a cada tanto.
Un asunto de seguridad que nos concierne a todos
Se ha convertido en un lugar común y fácil decir que Internet ha ampliado muchísimo nuestra capacidad para comunicarnos, pero un lugar menos explorado –tal vez por que aún no queremos entender las implicaciones de esto en nuestra vida diaria– son las consecuencias que tiene en nuestra privacidad ser capaces de producir, almacenar, recibir y distribuir tanta información desde aparatos que, aunque nos pertenecen, pueden ser ocasional y convenientemente consultados por otros.
Los diferentes medios han abordado el asunto desde enfoques diversos: uno acerca de la seguridad de la información de los usuarios que las grandes empresas no se están tomando suficientemente en serio (y que nosotros mismos tampoco).
Aunque Apple presentó un comunicado oficial en el que indica que no se trata de un fallo de seguridad de iCloud sino de un “ataque targeteado” no queda en claro, ni para el público lego ni para el más experto, cómo logran llegar a esa conclusión. La excusa es tan simple como “investigamos durante más de 40 horas y concluimos que no se trata de un fallo de seguridad en iCloud”, aunque este artículo en Wired revele el método que en teoría habrían usado quienes robaron las fotos.
De otro lado, nosotros mismos como usuarios, no tomamos las suficientes precauciones con el cuidado de nuestros equipos, computadores y teléfonos, que descuidadamente dejamos al acceso de cualquier persona. Al respecto dice Christian, fundador de Maestros del Web:
Desde el lado tecnológico estamos viendo como las redes de profesionales de seguridad de informática y de novatos están compitiendo constantemente con la meta de obtener acceso a información de grandes celebridades. El desafío tiene sus frutos por el mérito a acceder información privilegiada y además vemos un modelo de negocio por detrás. Cuentas de paypal temporales y cada vez más wallets de bitcoins están disponibles para buscar una recompensa antes de liberar material para 4chan y reddit. No hay vuelta atrás. La lección es que tenemos que aprender a proteger mucho más nuestras cuentas y eliminar el mito de que las preguntas de seguridad deben generarse con información que puede encontrarse de forma fácil en espacios públicos. La doble autenticación permanente hacia algún dispositivo como tu móvil o el Internet of Tthings y el futuro de protección de datos que no dependa de passwords está cerca, o eso espero.
El enfoque sexista: una cuestión de estatus
La atención de algunos medios ha estado centrada en las innegables implicaciones sexistas de este episodio. Al respecto comenta Vice que estar desnudo en Internet es más bien normal y que lo que hay que tener en mente es la expresión de poder que sobre estas mujeres famosas y reconocidas por su talento y belleza hacen las personas que han robado sus fotos, presumiblemente hombres. (¿Por qué no podrían, por ejemplo, ser mujeres? ¿acaso no hay mujeres hackers dedicadas a buscar fotos de famosos desnudos?).
Su propósito sería, como en una película de adolescentes gringos, demostrar que la bella es tonta, y que el nerd, aunque feo y poco sexy, puede siempre salirse con la suya, pues tiene eso que ella no: inteligencia.
Es sabido en algunos círculos que sitios como 4chan y reddit están llenos de geeks hackeando celulares de celebridades y que se hacen concursos para liberar más imágenes todos los días de la semana, que se pagan recompensas y que quienes roban y liberan fotos se vuelven personajes más importantes y respetables.
En apoyo de estos “enigmáticos personajes” aparecen argumentos cargados de sexismo y conservadurismo que reclaman airadamente “¡pues que no se tomen fotos desnudas!”, “¡pues que no descuiden sus celulares!”, así lo resume Lena Dunham en este tuit:
The “don’t take naked pics if you don’t want them online” argument is the “she was wearing a short skirt” of the web. Ugh.
— Lena Dunham (@lenadunham) September 1, 2014
Robar información privada de celebridades: un nuevo modelo de negocio
Sin embargo, el enfoque más marginal y menos publicitado (pues en la guerra por los clics lo que tendrá más relevancia es ver a la Lawrence desnuda) es el del negocio que se mueve detrás de la liberación de esta información privada a cambio de depósitos en cuentas de Paypal o wallets de bitcoin, una nueva clase de extorsión a los famosos y de expresión de poder de quienes por tener cierta cantidad de habilidades técnicas se atreven a traspasar las fronteras que separan lo público de lo privado y vulneran los espacios íntimos: nada diferente a un ladrón que es capaz de abrir al puerta de tu apartamento para sacar lo que le guste y venderlo.
Esta nueva forma de ganar prestigio y dinero en los callejones oscuros de Internet se alimenta de la eterna posibilidad para el espectáculo que son las redes sociales, parodia en la que quienes nos creemos simples espectadores neutrales jugamos un rol central: el de idiotas útiles que amplifican la información. En el furor del momento olvidamos que lo que está en juego es el ámbito privado de nuestras vidas y el derecho que tenemos a hacer de puertas para adentro lo que nos venga en gana.
Internet, a este punto, parece estar resumiendo de manera perfecta esta frase de Guy Debord:
El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes
Hacer eco de esta clase de información nos hace una masa hambrienta de sangre y sufrimiento ajeno, nos convierte en espectadores del circo romano cuya moneda de pago son tuits, clics y comentarios en Facebook. Con la amplificación de información que en realidad no nos es útil ni importante, sino que apela a nuestro ser más básico, ayudamos a que otros ganen dinero a expensas nuestras, mientras degradan a otros seres humanos y se vayan con la idea de ser los más inteligentes del lugar.
Esa antigua distinción entre lo público y lo privado que tanto preocupó a los griegos y aún a pensadores mucho más cercanos a nuestra época como Michel Foucault o Guy Debord debería ser más actual que nunca. La pregunta acerca de qué mostramos en Internet, por qué lo mostramos, cómo cuidamos nuestra información, cómo resguardamos nuestra intimidad no parece ser importante todavía para el mundo hipermediatizado.
Poco a poco escándalos como este, pero sobre todo el daño que estos episodios puedan llegar a producir en nuestras propias vidas, nos harán reaccionar.
Mientras te atreves pensar sobre estos asuntos más en serio te invitamos a seguir esta simple guía cada vez que creas que es buena idea hacer clic sobre enlaces a fotos de famosos desnudos. ¿Todavía crees que es buena idea robar información privada y hacer clic sobre esta clase de contenidos? Cuéntanos lo que piensas en la sección de comentarios.
[…] Creemos que las contraseñas son seguras, pero nos reímos cuando celebridades pierden sus fotos. […]