Mi nueva vida en un mundo lleno de emojis
Mi llegada a trabajar en una prometedora compañía de educación online ha sido uno de los shocks generacionales más interesantes que he tenido en mi vida.
Soy hija de la llamada Generación X. Crecí en un mundo en el que el Atari 2600 era una gran revolución, el juguete que todos los niños querían tener, en el que estaban de moda las Reebook, las medias calentadoras, las hombreras, y el copete de Alf (¡pero quién diablos es Alf se preguntarán muchos de ustedes!), El Chavo, Pac Man, The Cure, Soda Stereo (¡ya hasta se murió Cerati!) y Bon Jovi. En resumen, fui niña y me hice adolescente en los dorados 80.
Primera estación: Seattle ¡a la conquista del sueño americano!
Decidí, llegada mi adolescencia, explorar el mundo e irme a estudiar a USA, en la década de los noventa. Mi primera estación fue Seattle, allí acabé mi carrera en Mercadeo y Publicidad y conseguí mi primer empleo como Asistente de Mercadeo y Coordinadora de Eventos en la meca de la que en ese momento era la mayor empresa de tecnología en el mundo: Microsoft. Después de una gran experiencia personal y profesional en Seattle…
Segunda Estación: NYC, soy una ciudadana del mundo
¡Wow NYC! ¡La ciudad en la que todo se puede, la que te convierte en ciudadano del mundo por su diversidad cultural, racial y religiosa! Allí trabaje con BBDO Worldwide como Internacional Account Manager, después en ventas con Halstead Property, una de las mejores agencias de finca raíz de Nueva York y finalmente con Telefonica Internacional USA, como Asistente Ejecutiva del CEO.
En este último trabajo,debido al nivel protocolario requerido para las relaciones con embajadores, representantes de las Naciones Unidas y otras instituciones internacionales, era necesario y cotidiano el uso continuado de las expresiones Señor, Señora, Señor Don, Excelentísimo, Excelentísimo Señor, Ilustrísimo y hasta Su Majestad. Todas estas palabras eran parte de mi lenguaje diario. Palabras que aprendí durante todos esos años, que se convirtieron en mi día a día y que realmente, en esta otra parte del mundo tecnológico, están en vía de extinción.
Tercera Estación: de vuelta a Colombia, me siento como un … ¿dinosaurio?
Regresé a Colombia como una mujer vanguardista, después de 16 años de gran experiencia profesional y personal en USA.
¿Dije vanguardista? Bueno, eso creía, hasta que empecé a trabajar en el mundo digital con una empresa de educación online. Aquí he tenido uno de los shocks generacionales más interesantes y divertidos de toda mi vida.
Mi “aterrizaje” en esta empresa, dedicada a la educación online, en la que el perfil de todos mis compañeros de trabajo es muy techie, no fue por la alfombra roja de mi antigua vida entre la realeza y los diplomáticos. Me siento como un dinosaurio, les comento a mis amigas. El promedio de edad acá es de 25 años y la comunicación diaria al interior de la oficina es en un gran porcentaje a través de un servicio de comunicación corporativa llamado Slack.
A pesar de estar muy cerca unos de otros al interior de la oficina, interactuamos por diversos canales a través de este servicio, y el lenguaje y el léxico usado por todos es algo a lo que aún estoy tratando de ajustarme: expresiones como “avatar”, T_T, XD, n.n, U_U y el flujo constante de memes y emojis como forma normal de interacción (he tenido que averiguar el significado de estas palabras) son signo de una nueva realidad que no tiene revés, que para mí era completamente desconocida.
Muchos debates han surgido en esta época acerca de la decadencia del idioma como consecuencia de estas nuevas formas de comunicación digital, producto de las tecnologías emergentes de los últimos 10 años (Blackberry, iPhones, MSN y ahora Whatsapp, Line, etc…), aparatos y servicios que nos están llevando a un mundo de alguna forma más simplificado y quizás más eficiente en forma de intercambiar ideas, pensamientos, opiniones y sentimientos en ciertos contextos. Después de todo escribir en un chat sigue siendo una tarea complicada y es necesario recurrir a muchas de estas simplificaciones para una comunicación eficiente.
Gracias a este trabajo, con gente tan joven y tan involucrada en el mundo de la tecnología estoy experimentado un curso intensivo del futuro, no solo de la web, sino también de la forma de comunicación de las nuevas generaciones.